Francois, o como le gusta que le digan, Francisco Gouygou, lleva con orgullo el mote de “El Charro francés”. Sus ojos azules, piel blanca y forma de acentuar las palabras lo descubren inmediatamente como extranjero, pero cuando está sobre el escenario y se pone a cantar, es tan mexicano como cualquier tapatío. Nacio un 23 de diciembre de 1942 en Paris (Francia).
La primera vez que escuchó el mariachi, ¿le entendió?
“Para nada. Pero mi amor por ella (la música mexicana) nació al instante. Sin entender nada de sus canciones, nada más con la voz de Miguel Aceves Mejía me bastó para decirle a mis padres ‘voy a ser cantante de ranchero’”.
¿Y cómo le fue cuando comenzó su andar en la música vernácula?
“Me costó mucho
Usted se encargó de llevarse al mariachi por varios rincones del mundo
“Así es. Canté en San Antonio, en Los Ángeles, en Hollywood, hasta en Timbuctú. En esas andanzas, por el año de 1985, me topé con el Vargas de Tecalitlán, a los Camperos de Nati (Cano) y al Mariachi América”.
¿Y por qué no se queda a vivir en Jalisco?
“(Risas) Bueno, lo voy a explicar con un ejemplo, Jalisco es como una mujer muy hermosa, deslumbrante, verla demasiado tiempo haría que me acostumbrara a ella, así que me separo de esta tierra seis meses, la sueño, la añoro, y entonces vengo al Encuentro”.
¿El Encuentro tiene una marca especial en su agenda?
“Absolutamente. El Encuentro del Mariachi me llamó la atención desde que supe que existía. Vine a partir del segundo y no he faltado a uno solo, es una fecha importantísima para mí, más que la boda de mi hijo (risas) no puedo fallar. Si no vengo, siento como que me ahogo”.
¿El ir y venir entre Francia le ayudó a ver a México desde una perspectiva distinta?
“Claro. Me da risa que mucha gente de mi país crea que conoce México en viajes de 15 días. Se acuerdan más del color de la habitación del hotel que de los lugares que visitaron”.
Dentro de esas visitas, usted trabó amistad con la familia de Emiliano Zapata, incluso presume tener un poco del revolucionario.
“Mis 50 años de carrera los celebré aquí en Guadalajara. Ana María Zapata, la hija de Emiliano Zapata, vino a verme a sus 95 años en carro desde Cuautla, Morelos, aunque yo la conocía de años atrás, en una visita a Morelos, es una mujer hermosa. La sobrina de Zapata, Emilia Sánchez Espejo, me regaló el gazné (especie de corbata) que usaba Zapata y un pañuelo que le pertenecía. Para mucha gente es un trozo de tela, para mí hay esencia de la fuerza de México en esto, me da mucha energía”.
EL INFORMADOR / Juan Francisco González Rodríguez
VIDEO " CIELITO LINDO"
https://www.youtube.com/watch?v=jcV0sGfFMTA
VIDEO " DEJA QUE SALGA LA LUNA"
https://www.youtube.com/watch?v=-6EyBy29-vg
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